Muchos sueñan con un futuro no muy lejano donde puedan adquirirse con prescripción médica y en la farmacia unas cápsulas o grageas para aquellos que sufran de… falta de pasión, desapego por el ser amado o infidelidad. En los blancos y siempre asépticos laboratorios los científicos se dan a la tarea de traducir en fórmulas ininteligibles, expresadas siempre en los 64 elementos de la tabla periódica, la química del hombre, sorprende descubrir que cada reacción y acción manifestada, obedece al efecto en nuestro organismo de la descarga de muchas hormonas que hacen de las suyas y en el caso específico del tema que nos interesa, son las responsables de pupilas dilatadas, transpiración, incremento de los latidos del corazón, temblores en las piernas, erecciones y secreciones. Es decir de todas aquellas reacciones que presentamos cada vez que nos tropezamos con esa persona que nos atrae.
El cerebro no descansa nunca y cuando hacemos click con alguien o alguien hace click en nosotros, se da inicio a una andanada en cadena de varios hormonas que despiertan las ganas, desde la ganas de tener sexo hasta las ganas de compartir con ese él o ella el resto de nuestras vidas. En la primera etapa de la ruta del amor, vamos a llamarlo así (aunque reconozco que suena algo cursi) todo es muy animal si se quiere, la testosterona y los estrógenos suben y bajan en hombres y mujeres hasta mezclarse con la neutrofina, esta primera parte es si se quiere lujuriosa y está relacionada con las ganas de tener sexo con esa persona que nos atrae.
Pero no todo queda allí. El cerebro continúa trabajando y de la lujuria pasamos a la atracción, nos enfocamos más en esa persona. En esta segunda etapa nos vemos bajo la influencia de un coctel particular producto de la mezcla de tres hormonas: la dopamina, que nos hace sentir bien, relajados y nos induce a un proceso de aprendizaje en el cerebro que nos hace ir más allá de lo sexual, a buscar en ese alguien algo más profundo. Junto a la dopamina circulan por nuestro torrente sanguíneo la adrenalina, que nos hace sudar y agitar el corazón, y la serotonina que nos vuelve algo así como “locos” por esa persona.
De la atracción y pasado un tiempo pasamos a la tercera etapa, el apego. Los cocteles continúan y en esta oportunidad son dos las hormonas responsables, la oxitocina y la vasopresina. La oxitocina es la hormona clave a la hora de establecer lazos entre madre e hijo y entre la pareja, es conocida vulgarmente como el químico de los mimos, del afecto. La vasopresina está ligada con el apego a lo largo del tiempo, es decir con la fidelidad. Esta sin duda sería una de las cápsulas más solicitadas en el supuesto de que lleguen a expenderse en las farmacias todas y cada de estás hormonas, todas terminadas en ina, que influyen en nuestra eterna búsqueda del amor.